domingo, 2 de octubre de 2016

PA' SEMBLANTIARLO

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro 69 – 2/10/2016

Con su licencia, paisanos! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”

El 13 de agosto de 1995, hace ya más de 20 años, en la Estancia “El Talar” de Navarro -ese lugar histórico en el que muriera fusilado el Cnel. Manuel Dorrego-, en una jineteada allí organizada, se accidentó feo mi amigo Julio Mariano, tal es así que en ambulancia lo trajeron a La Plata internándolo en el Hospital San Martín.
El hombre estaba molesto, queriendo retirarse a toda costa. Fue así que Mónica, su esposa, me llamó avisándome lo que pasaba, por lo que me allegué hasta el hospital, y allí estaba el paisano, en la cama, tapado con la sábana, paro ¡vestido!, de bombacha y faja, como esperando el momento propicio para huir.
Conversamos largo y finalmente aceptó permanecer internado.
Una semana después, le daba vida a las cuatro décimas que hoy compartiremos, en las que trato de retratar ese mal momento vivido por un jinete, y como siempre hago, ambientando el hecho en el ‘campo de ayer’, ese en el que el elemento más moderno que aparezca puede ser un molino, o sea, en otras palabras: “el campo de la Patria Vieja”.
Por suerte Julio mejoró, pero el golpe recibido en la muñeca izquierda, lo fue obligando a retirarse de los campos de jineteada, después de varios intentos por seguir entreverado.
Cuando esto es solo un recuerdo al que quizás el amigo ni siquiera tenga en cuenta, y cuando anda luciéndose en la doma, recordamos aquel suceso con estas décimas que titulé “Pa’ Semblantiarlo”, y que están incluidas en el libro “Campo de Ayer”

PA’ SEMBLANTIARLO

¡Amalaya! Sin tropiya
me ha dejao la suerte perra
pero ¡ni un malón me cierra
la marcha pa’queya Viya!,
que anque no es cosa senciya
si hay que rumbiar, no me atoro;
bien sé el aguante del “moro”
que tiene tiemple de acero
y bien sé, que’l “zaino overo”
sabrá cumplir con decoro.

Me ha’noticiao un paisano
que ayá en la Viya’e Navarro
la tierra se le hizo barro
a mi aparcero Mariano.
¡Válgamé Dios! ¿Qué crestiano
no se acoquina ante’l susto?
pero yo no encojo el busto
-que no achico el pecho, digo-
y priocupao po’el amigo
cáirle pronto, será un gusto!

Me han dicho que la memoria
la tiene un tanto almariada
y la zurda entabliyada
tiene en forma provisoria;
pero lo pior de la historia
es que a un catre’njaretao
lo tiene medio obligao
la médica que lo atiende,
pero qu’él, más bien no entiende
lo que gana estando echao.

Por eso que hacia “El Talar”
-que’s la estancia del suceso-
habré de rumbiar, confieso
sin permitirme aflojar.
Y anque’s largo el galopiar
que a ese pago me separa,
tendré la cuestión más clara
cuando habiendo desmontao,
pueda arrimarme a su lao
y semblantiarle la cara.

                La Plata, 21 de Agosto de 1995

Carlos Raúl Risso E.-




                                  














                          

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